jueves, 23 de abril de 2009

Encanto de un pasado.

Siempre se ha escuchado hablar, bastante, de libertad y aún más de los libertadores, éstos últimos son vanagloriados por las generaciones venideras, sus hazañas se proclaman en los anales de la historia, sus vidas son estudiadas, sus errores olvidados, sus defectos ocultados, dejan de ser hombres y se convierten (los convertimos) en semidioses, como lo fué el gran heracles en la mitología helénica;son emblemas, ejemplos, íconos.

No conozco país algunoen el que no exista ésta cuestión de los héroes, de las leyendas, de ser así (en mi suposición de un caso hipotético) ha de ser una región deshabitada pero de igual forma se generarían leyendas en torno ha ésta.
En el caso de México existe un gran número de héroes tanto locales como nacionales, de igual forma existen los villanos que son las personas satanizadas a tal grado que el pueblo les odia por tradición ambos casos son provocados por una herencia de la religión judeocristiana y su visión de bien y mal, desde mi punto de vista. La idealización y satanización de este gran número de personas se dá , creo yo, por su desenvolvimiento en la historia de nuestra nación y el sentimiento tan nacionalista del pueblo. Un nacionalismo por demás complicado, por la existencia-inexistencia del mismo, ¿será que sólo es la euforia de la fiesta lo que acarrea el sentimiento? El interés siempre ha de despertar en nosotros por alguno u otro motivo, en mi caso busco los datos más objetivos sobre las vidas y acciones de las personas emblemáticas de nuestra historia, un hábito acarreado a traves de las poco más de dos décadas que tiene mi existencia.
Es el interés el que originó una práctica de campo con la finalidad de comprender las causas de un movimiento tan importante y marcado en nuestra historia como lo es la Guerra de Independencia, que fue confabulada y conformada por los más diversos actores y hasta la fecha es de los evevntos que más, sino el que más, se celebran. Acercándose a los primeros dos siglos de haberse realizado, con el bombardeo de los medios al respecto y un gobierno que hace hasta lo imposible por legitimizarse y ganar gente para mantener el poder nosotros buscamos en los lugares de origen una iluminación, una epifanía de la “verdad” .
Con un ímpetu (y apatía) representativo de nuestra juventud, perdonando la exageración del evento, nos aventturamos a los mismísimos lugares que vieron gestarse y llevar a cabo tan importante evento. La Guerra de Independencia.
Nuestra aventura comienza (y casi termina) sorteando al mounstro de la burocracia, una vez librado ese obstáculo se dió la inasistencia y un pequeño retraso, sin embargo todo se fue realizado de acuerdo al plan. Después de aproximadamente cuatro horas llegamos a San Miguel de Allende donde me percate que los recintos católicos son el reflejo de los mismos pueblo, un indicador de la condición dfe la gente que mandó contruir dicha estructura. El estilo gótico no lo había visto tan apegado a la usanza europea como en aquél edificio. Una plaza muy abierta y calles angostas. No podría decir mucho pues el tiempo fue muy corto para catalogar al municipio. Un lugar naranja, tanto por el color de sus casas como por la luminidad que irradia la misma tierra.
Nuestro siguiente destino fue Atotonilco, donde pude ver el dominio de la iglesia sobre la vida de las personas, la agresividad de los medios y el miedo que se infudía en los oriundos del pueblo. Un despliege de fuerzas militares similares a los que hacen los gobiernos.
Dolores Hidalgo siguió en nuestro recorrido, lugar natal de “El Cura Hidalgo”, el centro no era tan ostentoso como lo fué el de San Miguel de Allende pero mostraba mayor infraestructura que Atotonilco. Tanto en Dolores como en Atotonilco presenciamos la restauración de los templos, una acción del gobierno por demostrar su caracter “democrático” y su “apoyo” al pueblo; acciones interesadas y superficiales, si anteriormente la Iglesia y la Milicia ibérica eran el opresor ante el cual los criollos se levantaron en armas dirigiendo a pueblo, no veo que tan diferente puede ser un gobierno coludido con la Iglesia, aquella donde la corrupción y pederastía carcomen la confianza de un pueblo maltratado, y de igual forma con los cuerpos militares y paramilitares que suprimen, oprimen y satanizan los movimientos populares, pero eso sera tema de otro momento.
Para finalizar el recorrido del primer día arribamos a Guanajuato, llegamos mientras el Sol se ocultaba y el movimiento víal continuaba, una danza aentre peatones, automotores y luces que me recordaron mi ciudad natal (el Distrito Frederal); hasta entonces uestro viae sólo había logrado despertar interés por el pasado, no por el presente siendo así que la comitiva se dividía en grupos pequeños, cada quién estaba con los que considerab sus amigos sin importarle los demás. Caminamos hasta llegar al hostal, maravillándome con la arquitectura del lugar, cierto es que mi iudad está contruida sobre un lago y por tanto le hace extraordinaria (agregando otros aspectos claro esta), la ciudad de Guanajuato estaba construida entre los cerros, amurallada por el hombre y protegida por la geografía. Lo anterior despertó un asombro en mi, una gran necesidad de explorar los rincones de la ciudad, saber que es lo que pintaba en sus calles hoy día.
Después de una serie de decisiones tomé junto con mis amigos la habitación más grande del hostal, la cual serviría para otros menesteres en las siguientes horas. Salimos a caminar buscando callejones y sorteando calles, compartiendo la alegría de una estudiantina, asombrándonos con la estructura de la ciudad, vagando entre pasado y presente. Llegamos a los acueductos que parecían haber sido tyraidos de alguna ciudad europea o de alguna película de fantasía. Las fotos no se hicieron esperar, tampoco lo hicieron los demás así que seguimos caminando. El viento trajo a nosotros una noticia que solicitaba nuestra presencia en el Teatro Juárez, así creció tanto las personas como mi conocimiento de los aspectos de la vida de la época independentista.
El hambre y el cansancio reclamaban la atención de algunos, no sabría si había un llamado para mi también de haber sido así lo ignoré totalmente. Ofertas y oportunidades saltaban a mi vista para extraer esa vida de la ciudad. Finalmente decididos, un pequeño grupo, nos aventuramos en la oscuridad iluminada de los locales, otrora edificios dedicados a la salvaguarda de los propietarios de minas. La música ensordecía y las luces cegaban, sin embargo invocaban a la euforia. Ocho fuimos los valientes, los retadores de la suerte, arriesgamos el orgullo, la vergüenza y el temor. Entonamos himnos populares con gracia y soltura, brindamos por las oportunidades que se presentaban en nuestras vidas, vivimos y lo compartimos entre nosotros. Sin embargo teníamos compromisos y nos retiramos a nuestra cita.
En el hostal se había librado una dura batalla con el cansancio, a pesar de ello fueron pocas nuestras bajas y continuamos la batalla. Convivimos, nos conocimos un poco más, alguno seguían desconfiando los unos de los otros y se recataban a sus círculos inmediatos; el cansancio fue tomando más víctimas, la estrategia no era librar batallas por separadas sino unirnos en conjunto y ponernos en pie de guerra, así lo hicimos. Vencimos al pudor y nuevamente a la vergüenza, ésta vez eramos un mismo cuerpo que retaba al cansancio y cada que pasaban los momentos ganábamos terreno. Finalmente la victoria nos perteneció, dejámos atras inhibiciones, tradiciones, pudor e inseguridad y ganamos confianza, valor y diversión.
A la mañana siguiente se pudo aprecia el campo de batalla, era impactante.
Lo cotidiano emprendió su comienzo, dimos riendda suelta a tradiciones de nuestro estilo de vida diaria, disfruté el amanacer, como el sol pintaba de nitidez las colinas e iluminaba los edificios de clores brillante, no pude hacer más que admirar los efectos embriagadores de un bello paisaje y me dije -en algún otro momento de mi vida he de regresar a ver como amanece Guanajuato a través de un balcón-. El baño fué y el dfesayuno igual, ahora despertábamos con una mirada pícara, nos veíamos con deseos de olvidar el pudor.
Continuamos con el recorrido, pero ésta vez pareció gris, el tiempo no estaba de nuestro lado ésta vez. Nos adentramos a la Alhóndiga de Granaditas y ví los efectos de un gobierno federal altamente conservador.Salimos y yo me apuré, debía conseguir a toda costa una bebida que tuviera facultades para replicar el milagro de la resurrección, lo conseguí.
En el trayecto a Morelia quede asombrado por las lagunas de Michoacán, tanto por su extensión como por su maltrato. El tiempo nos había dejado a un lado y continuó su trayecto. Llegamos retardados pero dispuesto a ingerir alimentos, decidí que habría de probar algo típico del lugar. Después de la comida nos dirigimos a uno de los timos más divertidos que he presenciado, la explicación de la casa de Morelos pues a cambio de satisfacer nuestra hambre de conocimiento el guía tuvo que descubrir su hambre de sustento económico. Una sonrisa de ironía se dubujó perfectamente en mi rostro y quien pudo verme tuvo que compartir conmigo el momento.
Llegamos a la preparatoria no. 1 de Morelia y me questioné que tan maravilloso habría de ser estudiante en un edificio con una estructura tan formidable como lo era aquella, surgió en mi un deseo de ser estudiante en un antiguo edificio e intentar extraer el conocimiento histórico de los mismos cimientos.
Quedaban dos lugares más por recorrer y los ánimos decaían lentamente. El hastio se adueñaba de mi, el camión me parecía una diminuta jaula que me aprisionaba. Tanto Charo como Indaparapeo me resultaron insípidos, no puedo negarles la trascendencia historica, sin embargo el viaje había terminado para mí en Morelia. Quizas se deba a que me percaté de que había terminado, que no habría marcha atrás. El transcurso desde Indaparapeo hasta la ciudad de México fué decadente, quitando los pequeños momentos que compartíamos nuestra vida y confesámos nuestros temores.
Poco más de cuatro horas estuve prisionero en el camión, desesperándome y buscando en que entretener mi ansiedad, por momentos lo lograba pero resultaba temporal la solución, finalmente opté pot el dueño y lo conseguí. Y así en sueños regresé a mi ciudad natal.

SZ
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