miércoles, 25 de noviembre de 2009

B Day

Pasó ya la víspera de un aniversario más.

Quedaron los mensajes de felicitación en la memoria de un celular, almacenados con los agradecimientos jamás expresados, quedaron también las llamadas grabadas en la memoria tan defectuosa de éste que se presume escritor (YO), de igual forma los abrazos quedaron impregnados en la playera que cubrió la ridícula desnudez de mi torso.

Comencé aquel día regalando el brillo de la luna por unas cuantas horas, compartiendo mi más querida posesión. Y mientras dormía, las felicitaciones se hicieron llegar.

Con el paso del tiempo he descubierto que las experiencias seguirán ocurriendo y no me cansaré de equivocarme o acertar en algunas y otras cosas, la razón que tanta molestia cuasa cuando la tengo será parte dinámica del porvenir; no hay que ser un vidente para saber que muchos errores he de cometer y que los aciertos serán en una relación desproporcionadamente menor.

Puedo decir que cambié de escudo, que dejé atras esa horrible sensación de posesión de los demás, dejé también un poco, y sólo un poco, ese orgullo tan pedante que cargué por un tiempo, abandoné los míticos proyectos comparables con las tareas de Herácles, cambié en algún momento la sensación de derrota por la de aprendizaje, cuestioné mi punto de vista y vi que me cegaba la sin razón de una credulidad no fundamentada. Me transformé. Pude adquirir la categoria de extraordinario, entendiéndose ésta como algo fuera de lo cotidiano y no en su sentido sensacional, pase de ser extraño a diferente; ésto no fue por mi propia cuenta, todos aquellos que lean ésto y aquellos que jamás lo hagan fueron quienes remodelaron el estilo y la línea de pensamiento de éste personaje digno de novela no congratulada.

Aunado a lo anterior me permití descubrir que no tengo interes alguno en seguir un camino de soledad y abandono a los ámbitos melancólicos pero tampoco puedo erradicarlos de mi vida, soy tan propensos a ellos como a caer dentro de un bache de ésta mi linda y caótica ciudad.

Así que de manera escueta pero e todo corazón agradezco a todos aquellos que han sido actores en este gran escenario de mi vida.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Rebel Night

-¿Qué pasó lindura, dónde estas?-
-... Por el árbol de navidad.-

Serían las primeras palabras de una velada esperada, en tanto la imposibilidad de las imposiciones de Otelo ante la diversión de la noche, ante la complicidad de la luna creciente como mi descaro. Sabía de antemano que las ataduras establecidas por la coeción de una relación tradicional impedirían la expansión de las sensaciones. Yo sólo sonreía, veía como te hundías, Ma Noir Cerise, en la incertidumbre y cómo él se enfurecía, fingiendo que mi presencia era indiferente y no causaba incomodidad alguna; pude desatar una tormenta y eso no sería novedad sin embargo no tenía ganas de batallar con el ego herido de un personaje colateral en esta historia (la mía).

-¿Entonces van o se quedan?-
-Mejor pásame la dirección de lo de al rato y yo te alcanzo-
-Todavía no la tengo, pero te la mando en cuanto me la pasen-
-¿Pero si vas a ir?-
-Sí-
-Bueno. los veo luego entonces-

Se quedaron, intetaban descifrar que iba a ser de su futuro. Me despedí con una sonrisa retadora.

Caminé por la avenida, con una actitud que hacía tiempo no tenía, una actitud de desdén por los demás, tener esa sensación de que todo lo puedo conseguir. Me comía la distancia a grandes pasos, nada habría de detenerme. Tenía que llegar a un encuentro con el pasado. Tenía que verla, en eso habíamos quedado. Llegué antes de lo previsto y tuve que esperar unas cuantas canciones en mis oídos. No estaba ansioso, ni nervioso, tal vez un poco curioso de saber como era ella ahora, saber cual era su apariencia. Me quedé con la duda, cinco canciones después de haber llegado mi pantalón comenzó a vibrar y a causa de los audífonos no pude escuchar las notas de "Y volveré" que anunciaría la cancelación de la cita de la siguiente forma:

'Lo lamento Sergio,no te voy a poder ver hoy.ojala podamos vernos luego.kuidate.adieu.'

No había explicaciones y sinceramente no las quería, sería entrometerme más de lo que necesariamente me interesaba. Curiosamente no mermo mi ánimo, realmente no importó. Pareciera que lo estaba esperando, que era parte de la cita.

Pasaban las canciones y yo estaba formado para entrar al foro, me dolía la espalda ya de la mala posición en la que me encontraba. Maldije mi enfermedad y el no traer cigarros para torturar a mi garganta y pulmones en lo que habrían la taquilla, para no aburrirme. Pasaban las personas de un lado al otro, se veían ansiosas por entrar y disfrutar de un rito de adoración, yo me aburría esperando un cambio de escenario. Mientras observaba a las exóticas bailarinas de el local de a lado ví pasar un rostro conocido y casi olvidado era "la catastrofe sentimental de mi hermano" (al menos una de ellas) de nombre Beatriz; de lejos intentaba reconocer mi rostro, ya no era el que ella había visto hace ya un hijo,le confirme su sospecha y le llamé a que me saludara (no lo hubiera hecho) al abrazarme no supe como no me ahogué en su colosal ego, me pregunto por esto y por aquello y le conteste sin mucho entusiasmo, realmente no se para que le hablé de haberse quedado en un saludo sería un mejor recuerdo. Se despidió, había más asuntos que atender. Seguí en la fila, esperando.

Abrieron la taquilla y la espera concluyó, nos dejaron pasar, nos contaron cual ganado y no me importó. Quería dar por concluida mi misión y disfrutar un poco de la música.

-¿Cuántos?-
-Uno-
-¿Con disco?-
-Disco y Vinyl-
-Sólo tengo disco, no hay vinyl-
-¿No hay vinyl? ¿Qué pasó?-
-No trajeron el vinyl, eso ya fue pedo de la disquera-
-Esta bien, entonces sólo dame el disco-

Subí al foro y me instalé a dos personas del escenario para el mayor goze posible del evento. Mientras se llenaba el lugar yo me acerqué a la barra por una cerveza, completamente merecida, después de adquirirla y cuestionarle a Vincent Van Rock sobre los vinyles regresé a mi puesto. Ls gente se conglomeró alrededor del escenario conforme el tiempo pasaba, yo no tenía espectativa alguna sólo disfrutaba mi cerveza y observaba.

Me encontré con un sombrero que simulaba la piel de una vaca, bajo éste ví unos ojos grises que al percatarse de ser observados desaparecieron cuando la mirada fue desviada al suelo. Pude apreciar de igual forma que muchas madres iban a compañando a sus hijas como chaperonas, ésto resultó muy gracioso para mí y disfrute mi solitaria estancia. El perfume de señora se mezclaba con el olor a cerveza y sudor de los hijos, era bastante desagradable. De pronto un cabello azul y morado cosquilleo mi nariz.

-¿No te importa si me quedo adelante? Es que allá hay un guey bien alto que no me deja ver-
-No hay problema (de todas formas ya estas adelante), ya estás adelante (eso no fue buen movimiento)-
-Sólo quería asegurarme que no me ibas a empujar o empezar a manosear para quitarme-
-No suelo hacerlo...sin consentimiento y definitivamente sería para lograr todo lo contrario (que diablos acabo de decir)-
-Esta bien-
-(seguramente se está aguantando la risa de la estupidez que acabo de decir)-

Pasaban canciones y parecía que la chica de cabellos "morazulados" (es un termino bastante precario, lo sé pero no puede denominarse de otra forma a ese color de cabello, bueno a esos colores de cabello) no voltearía de nueva cuenta. Dejé mi botella vacía cerca de una bocina y me percate del aroma de la chica, frutal, bastante discreto aunque tambien podía haber sido opacado por los doscientos cuarenta y siete perfumes más que estaban en convivencia y abrumaban mi olfato.

-¿Te gusta la XX (dos equis)?-
-Sólo la ambar-
-¡¿Hay Ambar?!-
-Si, en la barra, sólo tienes que pedirla-
-Ja! y yo tomando ésto (dos equis normal), ahorita vengo. ¡Te encargo mi lugar!-
-¡A la orden (y simulen el saludo militar de mano en sien)!-

Me agradó la actitud de ésta chica, decidida. Pude ver como se perdían esos cabellos teñidos entre la gente y también ubiqué al tipo que causo que la chica se plantara frente a mi. Me descubrí sonriendo instintivamente cuando ella regresaba.

-¿De qué te estás riendo?-
-De tí-
-¿Te causo gracia?-
- No me mal interpretes, me da risa tu actitud y no de una forma peyorativa. Sólo pienso que eres muy decidida y que no te importa nadie más que tú, al menos aqui y ahora-
-Pues sí-
-No te molestes, tengo la mala costumbre de decir la verdad-
-Eso es bueno-
-No siempre-
-Pero al menos eres honesto-
-Tal vez demasiado-

Su mirada se perdió en mis ojos por dos segundoas, trataba de analizar como es que alguien pudiera decir la verdad sin reparos. No es fácil hacerlo de todos modos, hay veces en las quue la gente cree que miento, ortas que sólo me burlo o que digo las cosas por decirlas (usualmente eso es cuando expreso los sentimientos varios que se generan).

-Me caes bien-
-... (¡Ah órale!)-
-¿En serio te gustan los Rebel?-
-Pues no me desagradan-
-¿Entonces a que vienes?-
-Venía por el vinyl para un amigo, bueno en realidad el me mandó-
-¿Entonces no querías venir o qué?-
-Pues no lo tenía contemplado, pero tampoco me desagrada-
-¡Me llamo Dulce!-

Una carcajada escapó de mi boca y ella se quedó extrañada. Mi miró con enfado y se dió inmediatamente la vuelta. Me senti avergonzado, pero fue una reacción espontánea.

-Dulce, no te molestes, no tiene nada que ver contigo-

No volteaba

-Dulce, yo conozco a una persona que se iba a llamar así y que me iba a acompañar hoy-

Apresuró el resto de su cerveza y no volteó. Error de mi parte, en fin mejor sería moverme del lugar. Comenzaba a buscar un lugar no tan alejado del escenario pero distante de la molesta Dulce de cabello morazulado.

-¿Tu burlas de mi y ahora te piensas ir?-
-Para no incomodarte, lamento que te hayas sentido ofendida pero realmente no tiene nada que ver contigo. Simplemente me pareció cómico el hecho de que te llames así-
-Mi nombre no es ningún chiste-
-Lo sé y me disculpo por la ofensa-
-¡No quiero tu disculpa!¡Quiero otra cerveza!
-Pues ve a comprarla, yo te cuido el lugar-
-No. Tu me ofendiste, asi que ve tú y yo cuido el lugar-
-Esta bien (nada tonta, me recuerda a alguien. No, son alguienes, me recuerda a alguienes: Una cereza oscura y una niña que se siente gato)-

Mientras me abría un sendero entre la gente pude vislumbrar a un integrante de la banda estelar de la noche, así que saqué el disco que se estrenaba hoy y le pedí que lo firmara con una dedicatoria a Jorge, aunque ese no sea mi nombre. Ahora sí, dos ambar y de regreso con Dulce, no puedo evitar sonreir ante las cosas que uno puede percatar de manera muy subjetiva. Gracias destino por compartir un poco de tu bizarro humor.

-Aquí está, pedí ambar-
-Gracias, disculpa aceptada-
-Sabes hacer negocios-
-Si tu lo dices. Pero no me has dicho tu nombre-
-No. ¿Lo quieres saber?-

Puso una cara de extrañeza, jamás le habían preguntado semejante cosa.

-No lo sé. Supongo que si-
-Sergio-
-Eres extraño-
-Soy único y por fortuna irrepetible-

Sonrió, tenía unos dientes muy blancos, normales en los rostros de las chicas. Una sonrisa llamativa.
...

martes, 17 de noviembre de 2009

Perdido entre nubes

Siempre he gustado de expander los horizontes de mui existencia, así que por lo regular no rechazo oportunidad alguna para saber de lo desconocido, ésta vez me refiero a lo terrenal, a un lugar que no conocía, como sucede con muchos otros; escribo ahora de la experiencia en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.

Estar encerrado por poco más de trece horas no agrada a nadie que conozca, mucho menos a mi. Sin embargo hay sacrificios que se requieren para adquirir allgo, fué así como permanecí en un camión por tanto tiempo. Aburriéndome, desesperándome, riendo, cantando, medio durmiendo, comiendo y viendo los parajes de un trayecto por demás cautivador. Distrito, Estado, Veracruz, Tabasco y finalmente Chiapas fue la película que pasó a traves de la ventanilla del autobús.

Entre mensajes de despedida y de resignación el camino comenzaba. Mensajes que sorprendieron mi nula expectativa, deseos de buena voluntad y el reconocimiento de los errores me despidieron de los lugares que conocía (Valle de Chalco) en adelante todo era nuevo, pero no novedoso.

El Punto iba preparado con los utensilios ceremoniosos correspondientes para un viaje introspectivo. La euforia se hizo presente y preparó las bebidas espirituosas para el largo trayecto, el sueño permanecía distante a los preparativos pero no dejaba de expresar su presencia. Se creó una celebración al camino, una bacanal andante. Sin embargo cada uno experimentaba el recorrido en diferente manera, los hubo dormidos, los hubo perdidos y los hubo bebidos; eso sí todos estaban divertidos.

Por la noche llegamos a nuestro destino, fatigados y desesperados de haber estado tanto tiempo encerrados entre asientos forrados y aluminio forjado. Buscamos el asilo prometido con ansiedad, el humor de los compañeros no mejoraba entre la presión del cansancio y lo estresante que resultaba no saber la manera en que se iba a proceder. Unos iban, otros venían y todos vacilábamos de encontrar una cama lo suficientemente cómodad para descansar. La comitiva tuvo que dividirse en dos grupos: los de adentro y los de afuera, los que se quedaban y los que se iban, los que ya tenían cama y los qe la iban a buscar. Yo estaba en el segundo grupo junto con El Punto.

Algo que debo remarcar, por que es un momento idóneo, es la capacidad de El Punto para poder acoger al extraño que decide unirse en el cacmino de atodestrucción que seguimos, se extiende la cordialidad al que la busca y la amabilidad a quien la solicita. Me sorprendió sinceramente esta actitud puesto que sólo conocía la contracara de mis camaradas y la mía; siempre era el desprecio al petulante, la segregación del altanero y la exclusión del imbécil. Si bien como antes dije la actitud de l punto para cobijar al otro me sorprendió, no me resulto del todo extraño e inclusive me agrado saber que existe aquella inclusión sin mucho miramiento de aquella persona que no guste en demasía de estar solo. Aún con ésta capacidad de aceptación dentro del mismo Punto existen subgrupos que no entran en conflicto de manera directa con el comportamiento de ésta micro-sociedad.

...

martes, 3 de noviembre de 2009

Sabiduría surrealista de un sábado sin sentido.

Mi pecho estaba abierto, había sufrido una vivisección, el alma se me salía y el frío ocupaba su lugar. Desperté. No había nada en mi pecho, ni cicatrices. Sentía una opresión muy grande. No tenía fuerzas y las cpstillas dolían. Estaba inmóvil en mi cama, estaba inherte en mi cama. Súbitamente comencé a recordar: mi ilusión, la noche, tu beso ajeno, mi desilusión, mis celos, mi enfado, mi tristeza, mi desesperación, mi fallecimiento.

El coraje inundo mis venas y me dió fuerza para levantarme, desentenderme del mundo y de la pena. Estaba enfurecido comigo por habere permitido enamorarme así de ti. Estaba colérico por que sufría. Ardía mi sangre en sólo pensar que todo era predecible, de que de cierta forma era parte de mi apuesta: perder. Entonces decidí desquitarme con el culpable de mi malestar, conmigo.

Me vestí, busqué algunas cosas necesarias para no sucumbir ante la próxima tortura que habría de propinarme. Salí, el cielo estaba nublado, el suelo mojado y mis sentimientos destrozados. Llovía, era buena señal para mi. El trayecto fué rápido y el recorrido imperceptible. Recuperé mi anonimato en las masas, conformaba parte del ejército de almas conundidas, perdí mi sonrisa y en vez de eso adquirí una mirada sumida en la desesperación y el sinsentido.

Caminé por un rato para encontrar cual sería el punto de partida de mi cuerpo, dónde sería el lugar de inicio. No quería parar, prefería seguir caminando sin rumbo alguno y perderme en la vastedad de ésta tierra, olvidarme de mi y no encontrarme más que con la geografía de éste país, evitarme, dejar de pensar y convertirme en un fantasma corpóreo. No quería saber de mi. Sin embargo tenía un castigo que atender.

Encontré un lugar que serviría de puerto de donde zarparía el buque de la autoflagelación, pero mi equipaje resultaba estorboso, así que le pedí a una afable señora me asistiera con las pertenencias. De manera muy cordial aceptó. Le agradecí y comencé. Iba a correr hasta no poder moverme, hasta que se acabara el camino y un precipicio se presentara como salida.

Me puse al trote y pensaba en ti, pasaba la distancia y seguía pensando en ti. Me enfurecí. Aumenté la velocidad y tu recuerdo me mantenía el paso. La música, la música sería el vehículo de mi mente para perder a tu recuerdo. Aumente los decibeles. Seguías ahí. Irónicamente los himnos que algun momento dediqué a tu belleza me echaban en cara mi suerte. Le exigí más a mi cuerpo, quería purgar el dolor de mi alma con el dolor de mi cuerpo. Aumenté las exigencias.

Había recorrido apenas 5 kilómetros y mis piernas pedía descanso, también lo hacía mi alma; ninguno habría de obtenerlo. Dupliqué la distancia y la respiración era dificultosa debido a la fatiga y a la molestia de mis costillas al respirar. Continué. No quería detenerme, no hasta que mi memoria junto con tu recuerdo se hubiesen perdido, quería que quedaran rezagados y no volver a recorrer ése camino. Seguía corriendo.

Todo se apagó.¿Lo había logrado? ¡Lo había logrado! Me desafané del mundo terrenal; me había separado de la realidad y con ella de mi sufrimiento. Habí roto la separación de los planos de existencia. Que sensación tan extraña, donde antes estuvo mi cuerpo ahora tengo la sensación de un hormigueo. ¿Será esta la forma en que el alma se manifiesta al estar libre?

-¿Estás bien?-
¿Quién me habla? En verdad hay un ser que dispone de la suerte de los mortale y ahora me está hablando, mi falta de creencia en él va a traer problemas.

-¿Estás bien?-
-Fíjate si respira-

Son dos voces. ¿Respirar? No necesito respirar ahora, soy libre de esas ataduras.

- Si esta respirando pero no contesta.- Es la primera voz.
- Le voy a hablar a una ambulancia.- Es la voz que escuché después.
- Si, creo que se desmayó.-

¡Que descepción! No logré nada, sólo un desmayo. ¡Maldita sea mi suerte!

El dolor de nuevo llegó, se había quedado rezagado pero ya me alcanzó. Las piernas palpitaban. El pecho se enfriaba. La boca sabía a metal. Me voy a ahogar. Me voltean, no quiero abrir los ojos, no quiero regresar, estaba tan tranquilo conmigo mismo. Sangre, tengo sangre el la boca. Escupo, toso y tengo ganas de llorar. Haré las dos primeras. Más sangre, las costillas me indican que sigo en mi cuerpo. Me tranqulizo y respondo: - Estoy bien, gracias- pero no quiero abrir los ojos.

-¿Estás seguro?-
La verdad es que me estoy ahogando en un adepresión muy grande, pero no lo confieso. - Si gracias, ya estoy mejor, sólo me caí- me caí de una ilusión que estaba muy alta y el aterrizaje no fue muy placentreo que digamos.

(...)
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