sábado, 16 de enero de 2010

(Des) Oriente

Siempre he destacado lo caótico que resulta mi ciudad, y por lo mismo me resulta atrayente; sin embargo guardo un especial resentimiento en lo que se refiere a su zona oriente. Así como ud. lo oye, el oriente de la ciudad (pasando churubusco) me resulta una parte tan denesnable. Hay diferentes razones por las que puedo odiar esa parte de la ciudad, no niego que esos mismos factores existan en otro lado, pero al parecer en esa dirección todo no es de mi parecer.

No recordaba cuan desagradable me resultaban aquellos parajes abandonados hasta el día de ayer en que gracias a la depresión en la que me encuentro abordé uno de los camiones que, literalmente, rodean la ciudad. En un principio sólo apreciaba, desde mi ventanilla, las distintas calles por las que pasaba sin que tuvieran significado alguno. El trayecto resultaba fluido, sin contratiempos, ni tráfico; avanzábamos de acuerdo a la disposición del acelerador del conductor; que no era nada tímido.

Cual sería mi sorpresa que después de cruzar el eje central, a escasas cuatro cuadras, un ciudadano oriundo del oriente decidió rebasarnos. Obviamente sólo pudo colisionar en la parte frontal derecha del coloso móvil. Un letrero que dijera BIENVENIDO A ORIENTE hubiera resultado más apropiado, pero quién soy yo para cuestionar las tradiciones de la gente; si en el oriente resulta común recibir a los automovilistas con empellones de fibra de vidrio o aluminio (laminazos) no tengo escusa alguna para enjuiciar sus costumbres.

En fin la bienvenida resultó en un cambio de transporte, otro camión, y continuamos el trayecto. Cabe mencionar que todavía no concebía el hecho de estar en el oriente del D.F. Pero no paraba de quejarme acerca del tráfico, el sol que me pegaba directamente en la cara, el ruido de las bocinas de los automovilistas que lograban traspasar la barrera de sonido que implementaban unos audífonos y la música que se proyectaba directamente en mis oídos. En resumen se acumulaban las cosas que podrían molestar a cualquier persona.

Después de hora y media de estar esperando a que los conductures tuvieran una epifanía para que pudieran entender que si dejaba pasar de manera simultánea a los demás conductores, el estancamiento podría disolverse de manera paulatina, llegamos a la base del susodicho camión, al ser un circuito no había necesidad de bajarse pero el conductor creeyó prudente abandonar la unidad y ponerse a platicar con sus compañeros, de poder acompañarle lo habría hecho, el último trayecto resulto muy incómodo y hubiera disfrutado el desafanarme unos momentos de las incapacidades para maniobrar al volante de algunos"orates".

Después de largos minutos de espera, continuamos el trayecto y fué entonces que todos los recuerdos y resentimientos que estaban estancados en lo más recóndito de mi memoria comenzaron a desparramarse por la ventana.

La señal reveladora que detonó toda esa gama de recuerdos fué la cúpula de el palacio de los deportes y de cómo resulté caminando solo a mi casa después de un concierto muy placentero. Posteriormente llegamos a la delegación Iztacalco donde en algún momento tuve que regresar solo después de acompañarla, de igual forma en donde no pude obtener una plaza de trabajo por culpa de la insana afección que tuvo una expareja para retener mi identificación, recordé de igual forma que en algún momento me ví caminando bajo la lluvia con un ramo de rosas rumbo a mi casa. En otra ocasión por apostar a la aventura y decidirme ir a su casa y pedirle permiso a sus padres regresé solo, para no alterar la continuidad. Podría enlistar varios de los recuerdos que hacen del oriente un lugar non grato, no puedo sesgar los buenos recuerdos que de esa zona poseo pero en resumidas cuentas odio el oriente por aquellas experiencias desmoralizadoras que he tenido y en parte por sus respectivas causantes (enlistadas en orden ascendente):

-Ma Belle.

-Ma Framboise.

-Ma Noir Cerise.

XRZ
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