El primero fué cuando ví tu rostro emerger de entre un mar de vacío y el segudo cuando reparé en el botón, que en una noche de promesas incumplibles, desabroché para amarte por dos largas vidas, la tuya y la mía.
Después te perdiste de nueva cuenta en el vacío y sólo me dejaste con una sonrisa, vestigio innegable de tu encanto.
Ntehni Ra Zaana
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